Via Francigena Valle di Susa

En el Valle de Susa, a lo largo de la Vía Francígena.

Desde la antiüedad el Valle de Susa fue uno de los enlaces privilegiados para la conexión entre Italia y los Alpes, gracias a las laderas del Moncenisio y Monginevro
La Edad Media ha establecido su papel de protagonista también en Europa con una ruta de tránsito para comerciantes, ejércitos, nobles, clérigos y peregrinos que debían llegar a Roma, piedra angular de la cristianidad, o Santiago de Compostela, destino religioso secular. Ya en 333 d.C. la Colina de Monginevro habia sido recorrida por el autor anónimo del Itinerarium burdigalense (la más antigua descripción de una ruta de peregrinación cristiana) para llegar a Tierra Santa: se registraron con exactitud mansio y statio del Valle de Susa, algunos de los cuales son actualmente importantes núcleos arqueológicos.
A partir de la Alta Edad Media la Colina de Moncenisio se convirtió en uno de los puntos centrales de la escena política europea con la primera invasión de Italia por Carlos Magno en 773, por la Batalla de las Cañadas contra los lombardos, y el matrimonio de la Condesa Adelaide Manfredi con Otto de Moriana-Savoya en 1046, gracias a la cual la dinastía de los Saboya entró en Piamonte y entonces en Italia.
El flujo intenso de personas a lo largo de la Vía Francígena  produció una circulación de ideas y un intercambio constante de conocimientos, lenguaje y religión que contribuyó al desarrollo en el valle de una vibrante cultura de impronta europea: fueron construidos monasterios que tienen fama internacional como la abadía de Novalesa y la Sacra di San Michele, lugares de culto de dimensión local como la Cripta de Celle, las capillas, los centros urbanos sede de mercados o lugares de tránsito y de peaje obligado como Susa, Bussoleno, Avigliana y Oulx.
A lo largo del camino nacieron hospitali, xenodochia, hostales y posadas, como el Hospital del Paso del Moncenisio(fundado entre 814 y 825), las posadas de Novalesa y Bussoleno o lugares de servicio como la Preceptoría de San Antonio de Ranverso, conocido por el tratamiento contra el ergotismo. Castillos fortificados, palacios y fortalezas, que caracterizan a muchos pueblos tales como Susa Oulx, Chiomonte, Susa, Giorio San Chianocco, Bruzolo, son ahora testimonios del control  territorial generalizado ejercido por el poder señorial a lo largo del valle, relacionado precisamente a la importancia económica y comercial que la ruta adquirió en el curso del tiempo.
Tomar ahora la Vía Francígena  en el Valle de Susa signífica emprender un Víaje para descubrir el arte, la naturaleza y la cultura, donde la gastronomía, los productos típicos de la temporada, los festivales y ferias de antigua tradición siguen existiendo como expresión de la identidad local.
Es en este paisaje variado y auténtico que la ruta se desarrolla a lo largo de más de 170 km con dos variantes históricas, desde Moncenisio y Monginevro hacia el valle, hasta las puertas de Turín, los numerosos peregrinos y caminantes que cruzan la Vía Francigena en Val Susa tienen la oportunidad de saborear el alma de esta tierra y reconstruir, a través de un turismo que conforta el espíritu, la mente y el cuerpo, un mosaico cultural único.